Sigh. Así se titula el último disco del director y productor montillano Dany Ruz, una obra instrumental compuesta por nueve canciones que encapsulan casi tres años de creación, búsquedas, rupturas y silencios transformados en sonido. Más que un álbum, Sigh es el cierre de una etapa vital. Un trabajo íntimo, de digestión lenta, que invita al público a caminar por dentro, con calma y sin prisas.
«Estoy realmente feliz de compartir estas nueve canciones porque es la primera vez en mi vida que estoy realmente contento con el resultado final de algo que hago», comenta el autor. Y lo dice sin estridencias, como quien habla desde una pequeña cima después de una travesía larga, con los zapatos llenos de barro y la mirada abierta.
Después de sus anteriores trabajos –Tótem fue el primero, mientras que en 2022 lanzó Alexitimia–, en Sigh no hay letras ni voz que guíen la narración. Todo se cuenta con música. Ruz juega con géneros que aparentemente no tienen nada que ver entre sí: jazz, reggaetón, música clásica, funk… Y, sin embargo, lo que en otras manos podría resultar un collage caótico, en este disco se transforma en un relato emocional lleno de coherencia interna.
Sigh significa «suspiro» en inglés. Y no es un título escogido al azar. «Refleja mi forma de componer y crear ya que son pequeños destellos de mi alma que se traducen en suspiros musicales», afirma el polifacético artista.
Cada pista es una exhalación emocional, una forma de decir sin palabras lo que, a veces, no se puede nombrar. No hay casualidades aquí. «Confieso que cada nota que hay en este disco no es puro azar, sino que están pensadas, creadas, escuchadas y reinterpretadas desde el corazón», sostiene.
El proceso de gestación ha sido largo. «Durante tres años he estado creando en mi tiempo libre melodías, ritmos y ambientes sin saber muy bien hacia dónde iba», explica. Fue a finales de octubre y principios de noviembre del pasado año, tras un momento personal complicado, cuando todo comenzó a tener sentido. Y detrás de los casi 60 minutos de música, hay mucho más que técnica o estilo: hay cuerpo, fragilidad, memoria.