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Estados Unidos y su disolución nacional

Había un viejo chiste que decía: «¿Sabés por qué en Estados Unidos no hay dictaduras crueles?… Porque en Estados Unidos no hay embajada de Estados Unidos». Hoy, lo que se está viendo en California es, ni más ni menos, que lo mismo que durante décadas Estados Unidos propició en nuestros países: un ejército de ocupación reprimiendo a su propio pueblo.

Desde hace casi una semana, arde California, y no por los incendios forestales que llegaron a la ciudad hace unos meses. Ahora el foco se originó en la ciudad de Los Ángeles (LA) y la chispa que encendió todo fue la protesta popular contra las redadas y deportaciones masivas de inmigrantes.

Ante las protestas que comenzaron pacíficamente, el presidente Donald Trump se apresuró el viernes pasado a mandar a la Guardia Nacional, un cuerpo de elite de las Fuerzas Armadas al que se apela en casos de catástrofes o grave conmoción social. Lo hizo sin la anuencia del gobernador del Estado, y traspasando todas las normas, algo que no sucedía desde hace 60 años.

Con esa provocación, la situación siguió escalando con represión, cientos de detenidos y también de heridos. Pero si Trump y el gobierno fascista pensó que a sangre y fuego iba a calmar la protesta, en realidad lo único que hizo fue tirarle nafta al fuego. Cada día fue creciendo la conflictividad, hasta que la alcaldesa tuvo que decretar el toque de queda en las noches de LA.

En definitiva, como dice un meme al respecto, Trump amenazó con invadir Panamá, Groenlandia, México y Canadá, pero terminó invadiendo California. Al principio, fueron dos mil efectivos de la Guardia Nacional, que luego aumentaron a cuatro mil, y más tarde Trump mandó a 700 marines, tal como hizo siempre Estados Unidos cuando invadió cualquier país latinoamericano.

Pero lo único que consiguió fue que las protestas se extendieran a otros estados como Texas y a otras ciudades como Seattle, Chicago, Nueva York, Boston e, incluso, Washington. Trump sigue definiendo a los manifestantes como invasores, extranjeros ilegales y criminales, y prometió «liberar» la ciudad de Los Ángeles.

Una protesta transversal

Es cierto que en las protestas se ven muchas banderas mejicanas y de otros países centroamericanos, porque los principales afectados por las políticas racistas y xenófobas de Trump son los inmigrantes, muchos de ellos indocumentados.

Pero también hay estadounidenses nacidos en el país que empiezan a plegarse a las protestas, ya sea por solidaridad y humanidad, ya sea por conveniencia económica, ya que California es el origen del 75 por ciento de la producción nacional de frutas, verduras y frutos secos. En el sector agrícola trabajan aproximadamente 250 mil campesinos, de los cuales la mayoría son latinoamericanos y más de la mitad de ellos indocumentados.

Por lo tanto, los mismos empresarios y terratenientes ven como el racismo del gobierno de Trump va en contra de sus propios intereses, al privarlos de un ejército de mano de obra semi esclava. Y también el ciudadano común se ve perjudicado, porque la baja en la producción hace aumentar los precios en los mercados, ya sea por una cuestión elemental de oferta y demanda, ya sea porque los mismos productos que antes se producían localmente, ahora deben ser importados, con el agravante del aumento de los aranceles, también decisión de Trump.

A todo esto, se suman otros problemas adicionales, porque el miedo a las redadas del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), hace no solo que los inmigrantes indocumentados no vayan a trabajar. Tampoco van a comprar, ni mandan a sus hijos a la escuela, ni van a centros de salud ante alguna enfermedad o a vacunarse. Esto está generando que empiecen a verse brotes de enfermedades que se creían o erradicadas o controladas y ahora amenazan con transformarse en epidemias. Y en el plano educativo, es una política que está generando ejércitos de futuros analfabetos funcionales, al mismo tiempo que sus competidores mundiales (China, India, Rusia, Irán, etc.) apuesta por más y mejor educación que llegue a más cantidad de sus ciudadanos y a la ciencia y tecnología.

Pareciera un libreto escrito por sus propios enemigos. Una estrategia suicida sin dudas, que pone a Estados Unidos en riesgo cierto de disolución nacional, a mediano o largo plazo. Pareciera que alguien hubiera buscado invadir Estados Unidos con sus propias Fuerzas Armadas para reprimir a su propio pueblo. Tal como hizo Estados Unidos durante décadas en nuestros países latinoamericanos.

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