Cuando el invierno se instala y muchas plantas entran en reposo, dejando jardines y balcones más apagados, el cyclamen se convierte en una verdadera joya de estación. Esta planta de interior, originaria de las regiones montañosas del Mediterráneo, sorprende por su capacidad de florecer en pleno frío y por su extraordinaria belleza. Con sus delicadas flores en tonos vibrantes —como fucsia, blanco, rojo o violeta— y su agradable perfume, es ideal para llenar de vida y color los interiores durante los meses más grises del año.
A diferencia de otras especies que sufren con las bajas temperaturas, el cyclamen no solo resiste el invierno: lo prefiere. Su ciclo natural comienza a fines del otoño, florece durante todo el invierno y entra en reposo en primavera. Esta característica lo convierte en una opción decorativa perfecta para quienes desean mantener rincones verdes y floridos aun cuando afuera las temperaturas bajan considerablemente.
Además, es una planta compacta, ideal para espacios pequeños como mesas, escritorios, repisas o ventanas. Bien cuidada, puede vivir durante muchos años, regalando nuevas floraciones cada temporada.
Por qué elegir un cyclamen en invierno
- Florece en los meses fríos: desde fines del otoño hasta comienzos de la primavera.
- Tolera ambientes frescos: no necesita sol directo y se adapta muy bien a hogares con calefacción moderada.
- Tiene flores aromáticas y decorativas: sus pétalos ondulados y sus hojas en forma de corazón con vetas plateadas lo convierten en una planta ornamental de gran valor estético.
- Requiere poco mantenimiento: es fácil de cuidar, incluso para personas con poca experiencia en jardinería.
- Versátil y elegante: puede colocarse en interiores bien iluminados para aportar calidez y alegría visual.
Cómo cuidar un cyclamen para que florezca todo el invierno
Aunque es resistente, el cyclamen tiene sus preferencias y necesita algunos cuidados básicos para mantenerse sano y florido:
Temperatura: prefiere ambientes frescos, entre 10 y 20?°C. Hay que evitar colocarlo cerca de estufas o fuentes de calor directo, que pueden dañarlo.
Luz: necesita buena luz natural, pero sin exposición directa al sol. Ubicarlo cerca de una ventana orientada al este o al norte es lo ideal.
Riego: moderado. Lo mejor es regarlo desde abajo, colocando la maceta en un plato con agua durante unos 20 minutos, para evitar que el agua moje el centro de la planta, lo que podría causar pudrición.
Ubicación: alejado de corrientes de aire y ambientes excesivamente secos. Si el ambiente es muy calefaccionado, conviene aumentar la humedad con un humidificador o colocando un recipiente con agua cerca.
Poda: retirar regularmente las hojas secas y las flores marchitas para estimular nuevas floraciones y evitar la aparición de hongos.
¿Qué hacer cuando termina la floración?
El cyclamen entra en su período de reposo natural al finalizar la floración, generalmente en primavera. En ese momento, muchas personas creen que la planta ha muerto, pero en realidad está “durmiendo”.
Para acompañar ese proceso, es recomendable:
- Reducir el riego de forma progresiva hasta casi suspenderlo.
- Colocar la planta en un lugar fresco y sombrío.
- Dejar que las hojas se sequen y desaparezcan por completo sin intervenir.
- Esperar a que, hacia el próximo otoño, empiece a brotar nuevamente.
Con paciencia y cuidados mínimos, el cyclamen renacerá cada año, floreciendo con fuerza durante el invierno.
Dónde conseguirlo y cómo combinarlo
El cyclamen es fácil de encontrar en viveros, floristerías y ferias de plantas, especialmente en ciudades del sur del país como Bariloche, Roca, Trelew o Esquel, donde el clima frío favorece su cultivo.
Para lograr un rincón floral de invierno dentro del hogar, puede combinarse con otras especies que también florecen en climas frescos, como:
- Violeta africana (Saintpaulia)
- Kalanchoe
- Espatifilo (Spathiphyllum)
Estas plantas, junto al cyclamen, crean una atmósfera acogedora y alegre, perfecta para contrarrestar la paleta apagada del invierno.