InicioSociedadEl calentamiento global ha convertido a la atmósfera en una fuerza sedienta

El calentamiento global ha convertido a la atmósfera en una fuerza sedienta

La demanda evaporativa atmosférica ha intensificado en un 40% la severidad de las sequías globales desde 1981, acelerando el avance del desierto incluso sobre regiones tradicionalmente húmedas. El calentamiento global está alterando profundamente los patrones hidrológicos planetarios, sugiere un estudio.

Un artículo publicado en Nature (2025) presenta una de las evaluaciones más completas y actualizadas sobre la evolución de las sequías a escala global en el contexto del cambio climático. Sus autores, un consorcio internacional de expertos en climatología, hidrología y ecología, entre los que figura Sergio M. Vicente-Serrano, del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC) de Zaragoza, abordan una de las preguntas más urgentes de la ciencia ambiental contemporánea: ¿cómo está influyendo el calentamiento global, a través del aumento de la demanda evaporativa atmosférica (AED), en la frecuencia, extensión y severidad de las sequías en el planeta?

La sequía es uno de los fenómenos naturales más complejos y devastadores, con impactos directos sobre ecosistemas, agricultura, economía y la vida humana. Aunque se reconoce que el cambio climático intensifica estos eventos, existen grandes incertidumbres sobre las tendencias globales y, especialmente, sobre el papel específico de la AED, es decir, la cantidad de agua que la atmósfera “demanda” para evaporar, que aumenta con temperaturas más altas y menor humedad relativa.

Para superar las limitaciones de estudios previos, los autores desarrollaron un conjunto de bases de datos de sequía de alta resolución global (0,05°), abarcando el periodo 1901-2022. Utilizaron los mejores registros observacionales de precipitación y estimaciones de AED basadas en el método estándar Penman-Monteith, que integra tanto variables radiativas como termodinámicas, proporcionando una estimación precisa y consistente en diversos climas. El índice principal empleado fue el SPEI (Índice de Precipitación-Evapotranspiración Estandarizado), que permite medir la sequía considerando tanto el déficit de precipitaciones como el aumento de la evaporación potencial.

Tendencia creciente y aceleración reciente

El análisis revela una tendencia inequívoca: la severidad de las sequías ha aumentado globalmente en las últimas décadas, con una aceleración notable en los últimos cinco años. Entre 2018 y 2022, la superficie global afectada por sequía creció un 74% respecto al periodo 1981-2017, y la AED fue responsable del 58% de este incremento. El año 2022 fue particularmente extremo: el 30% de la superficie terrestre experimentó sequías moderadas o extremas, y el 42% de esa área se atribuye directamente al aumento de la AED.

No solo las regiones tradicionalmente secas se están volviendo más áridas, sino que áreas húmedas presentan tendencias de aridez, lo que sugiere que el calentamiento global está alterando profundamente los patrones hidrológicos planetarios. El estudio documenta que la AED ha incrementado la severidad de la sequía en promedio un 40% a nivel mundial durante el periodo 1981-2022, aunque en regiones como África y Australia su contribución supera el 50%.

Referencia

Warming accelerates global drought severity. Solomon H. Gebrechorkos et al. Nature (2025). DOI:https://doi.org/10.1038/s41586-025-09047-2

Impacto regional desigual

El impacto de la AED es especialmente marcado en África, Australia, el oeste de Estados Unidos y el sur de Sudamérica, donde la sequía se intensifica no solo por la falta de lluvias, sino también por la mayor capacidad de la atmósfera para extraer agua del suelo y la vegetación. En contraste, en zonas como el sudeste asiático, el aumento de precipitaciones ha compensado parcialmente el efecto de la AED.

El análisis distingue entre el efecto de la AED y el de la precipitación: aunque la reducción de lluvias explica el 60% de la tendencia global de sequía, el 40% restante se debe al incremento de la evaporación atmosférica, lo que subraya el papel crucial del calentamiento global más allá de los cambios en las precipitaciones.

El agravamiento de las sequías tiene consecuencias directas sobre la productividad agrícola, la seguridad alimentaria, la mortalidad vegetal, la biodiversidad y la estabilidad económica, advierten los autores de este trabajo. La aceleración reciente de estos fenómenos, especialmente en la última década, coincide con las proyecciones de los modelos climáticos para escenarios de calentamiento futuro, lo que anticipa desafíos aún mayores si no se implementan medidas de adaptación y mitigación efectivas.

Este trabajo representa un avance fundamental al cuantificar el aporte de la AED en la intensificación de las sequías y al reducir la incertidumbre mediante el uso de datos y métodos de alta calidad. Sus resultados demuestran que el calentamiento global, a través del aumento de la demanda evaporativa atmosférica, no solo está haciendo más frecuentes y severas las sequías, sino que está alterando la hidrología global de formas profundas y potencialmente irreversibles.

Ante este panorama, los autores insisten en la urgencia de adaptar los sistemas socioeconómicos y ambientales para enfrentar un futuro donde la sequía será un riesgo cada vez más presente y severo.

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