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Milei 2025 es Macri 2017 o 2018?

Sigue de ayer: “¿De otoño político a primavera económica?

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Un lúcido amigo me decía: “La solución a los problemas económicos de la Argentina requiere una enciclopedia, Milei tiene solo el tomo uno y no sabemos siquiera si tiene el tomo dos”. Obviamente es condición necesaria dejar de tener inflación y pasar a tener un mercado de cambio estable. Uno y otro son parte de lo mismo y ambos, del tomo uno.

El ministro Luis Caputo anunció el viernes con pompa que se comenzaba la fase tres del plan económico cuando, en realidad, se está tratando de consolidar la fase uno bastante cascoteada por el aumento de la inflación de marzo y la muy significativa venta de dólares del Banco Central en el mismo mes y lo que va de abril, ambos también parte del mismo problema, siempre el mismo y aún no definitivamente solucionado y del tomo uno.

Bullrich pinta un Mauricio Macri envidioso de Milei como si fuera Salieri de Mozart

Javier Milei salió a decir que “esta vez sí es definitivo” por las otras veces que se logró reducir significativamente la inflación y tener un mercado de cambio estable con menor intervención del Gobierno, pero no fue sostenible “intertemporalmente”, como gusta decir ahora. La verdad es hija del tiempo, eso se verá marchando, por ahora hay razonables temores de que nos encontremos repitiendo experiencias menos sustentables que la convertibilidad y más parecida a la unificación del mercado cambiario de Macri y desaceleración de la inflación con carry trade que terminó luego demostrándose insustentable. Quienes así piensan se dividen entre aquellos que creen que Milei atraviesa un momento similar al de 2017, cuando Macri logró llegar a la primavera con un dólar planchado y ganar las elecciones de medio término para luego desbarrancar en 2018, y quienes creen que directamente Milei está en el tiempo equivalente al de Macri en el otoño de 2018, cuando la ida al Fondo Monetario Internacional significó el comienzo del fin de su romance con la sociedad.

Tiene razón Milei en que, a diferencia de Macri en 2017 y 2018, su gobierno no tiene déficit fiscal, y más allá de la discusión sobre la subregistración de los intereses de la deuda en el déficit cuasi fiscal, vino teniendo superávit fiscal operativo, lo que no resulta un logro menor.

Patricia Bullrich, con su inefabilidad característica, dijo que Mauricio Macri, “en vez de apoyar a un gobierno que está haciendo las cosas bien, tiene como una especie de rencor. No termina de aceptar que Milei desconcertó con un cambio que puso a la Argentina totalmente en otra dimensión”. Y repitió: “Es muy difícil hacer un acuerdo con alguien que tiene rencor”.

Bullrich pinta un Mauricio Macri como una forma de Salieri envidioso frente a un Mozart encarnado por Milei, alguien que no podía aceptar la explosión ex nilo de obras exitosas de un sujeto emocional e intelectualmente tan inferior.

A Mauricio Macri, que conoce la jerga del psicoanálisis por practicarlo él mismo (una demostración de raciocinio), le podría caber el diagnóstico de proyección al haber dicho: “Creyó que ya era presidente y perdió la interna con alguien que él siente que es muy inferior intelectualmente, y por paliza. Eso no lo ha podido superar, y termina tomando decisiones equivocadas”. Lo que fue dicho para Horacio Rodríguez Larreta y Bullrich podría esgrimir que sirve para él mismo.

Pero Bullrich, al mencionar el supuesto rencor de Macri porque Milei estaría haciendo lo mismo más rápido como le hubiera gustado hacer al expresidente, abre la pregunta sobre si eso no llevará a Milei al mismo lugar de Macri, pero más rápido.

El lúcido amigo mencionado se amarga porque a su juicio los votantes argentinos y norteamericanos se equivocaron: deberían haber dejado que tanto Macri como Trump hubieran sido reelectos en 2019 y en 2020, respectivamente, para que completaran sus ideas demostrándose definitivamente cuáles estaban erradas y cuáles mantener, para no pasar por el regreso “rápido y furioso”, de segundo tiempo de un Macri recargado por la frustración social y encarnado por Milei, y de un Trump recargado por él mismo, en cada uno de los casos potenciados por las fuerzas reaccionarias a la oposición a ellos mismos. Nuevamente de la jerga del psicoanálisis: “Lo reprimido regresa con más fuerza”.

Si Macri y Trump hubieran reelegido, ahorrábamos cuatro años de decisionismo empoderado

Y si se les hubiera permitido tener su segundo mandato, Argentina y Estados Unidos ya habrían dejado atrás la grieta Cristina/Macri pasando ambos a la historia, como la grieta Trump/anti-Trump habiendo quedado impedido de continuar quien hoy preside Estados Unidos y genera problemas a todo el mundo. Nos hubiéramos ahorrado cuatro años en comenzar con la síntesis consensualista en lugar de un decisionismo empoderado.

Contrafáctica que hoy solo es útil para los estudiosos de la ciencias sociales. Mientras tanto, Milei y Caputo se autoperciben como Menem-Cavallo en abril de 1991 comenzando el segundo ciclo económico con el lanzamiento de la convertibilidad.

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