Florencia Marco, desvinculada de Boca: se fue sin indemnización y prepara un nuevo juicio contra el club

Florencia Marco, la empleada que denunció y logró la condena de Jorge Martínez por acoso y abuso sexual, dejó de trabajar en Boca en las últimas horas. El club dio por finalizado el vínculo laboral sin aceptar los pedidos de la víctima relacionados con su seguridad, el ambiente laboral y la restitución del puesto que ocupaba antes de la denuncia. Sin indemnización ni respuestas favorables, la misma evalúa iniciar una nueva demanda contra la institución.

Marco, quien se desempeñaba como jefa de prensa del plantel de fútbol femenino, fue abusada por Martínez (entonces DT del equipo y su jefe directo) dentro de las instalaciones del club. A fines del año pasado, la Justicia condenó al exjugador y entrenador por estos hechos. Sin embargo, el calvario de la mujer no terminó con la sentencia. Tras el juicio, Boca la intimó a retomar sus tareas presenciales, pero al hacerlo, no le respetaron su cargo original. En lugar de volver como jefa de prensa del fútbol femenino, la reubicaron para colaborar en una revista interna del club, ignorando sus pedidos explícitos.

Además, Marco solicitó garantías de un ambiente laboral seguro, donde no tuviera que cruzarse con Raúl Cascini, Jorge Bermúdez, Marcelo Delgado —miembros del Consejo de Fútbol que responde a Juan Román Riquelme, presidente del club— y Adriana Bravo, exvicepresidenta y titular del Departamento de Género en ese momento. Estos dirigentes están involucrados en una causa derivada por falso testimonio y encubrimiento. Según el fiscal Marcelo Martínez Burgo, todos estaban al tanto del sufrimiento de Marco y no actuaron para protegerla, lo que constituye una «falta grave» bajo el artículo 75 de la Ley de Contrato de Trabajo. Esta norma obliga al empleador a velar por la seguridad psicofísica del trabajador y a activar protocolos que, en este caso, nunca se implementaron.

La situación de Marco se agravó con el tiempo. Desde que presentó la denuncia, estuvo en uso de licencia: el primer año, con goce de sueldo; el segundo, sin salario y con la prepaga cortada por el club, lo que la obligó a costear de su bolsillo el tratamiento psiquiátrico necesario tras el abuso. Boca tampoco reportó el caso a la ART, que debería haber cubierto esos gastos médicos. Por esta razón, ella reclamó el pago de las cuotas adeudadas por servicios de salud —suspendidos durante casi un año—, pero el club se negó nuevamente.

Ante la falta de respuestas y el incumplimiento de sus derechos, Marco se consideró despedida. Boca, por su parte, dio por terminado el vínculo sin asumir responsabilidad alguna ni ofrecer indemnización. Este desenlace marca el fin de una relación laboral signada por la desprotección y abre la puerta a un nuevo capítulo judicial, en el que la víctima buscará justicia frente a las omisiones de la institución.