Cuarenta y dos personas que viajaban en una lancha turística fueron rescatadas después de naufragar frente a las costas de Colombia. Ocurrió cuando la embarcación sufrió un problema técnico y se hundió en el Caribe, en las afueras de Cartagena. Tres de los rescatados son argentinos.
El viaje debía llevarlos a la Isla Palma, un lugar paradisíaco en el archipiélago de San Bernardo, en el norte de Colombia. En la lancha iban turistas peruanos, chilenos, alemanes y mexicanos, entre otras nacionalidades.
Según las autoridades, que investigan las condiciones en las que operaba la embarcación, la nave tuvo dificultades durante el recorrido, por lo que Unidades de Guardacostas de la Armada de Colombia debió acudir en su ayuda. Los rescatistas salvaron a 30 que flotaban en el agua, mientras que una nave civil ya había logrado auxiliar a otras 12.
La operación de búsqueda y rescate se inició luego de que la Armada recibió un llamado de alerta en el que se informaba sobre una «embarcación turística, la cual solicitaba asistencia de forma urgente, debido a que presentaba una entrada de agua y estaba en riesgo de zozobrar».
Según testimonios, la estructura de la nave falló en la zona de la proa, por lo que el agua comenzó a ingresar al navío, que comenzó a perder estabilidad. Finalmente, la lancha se hundió y los pasajeros quedaron a la deriva por al menos una hora, hasta que llegó el operativo de salvataje.
Una embarcación de Unidad de Reacción Rápida de la Estación de Guardacostas de Cartagena llegó hasta el área de la emergencia, en cercanías al sector conocido como Punta Barú, y allí «se encontraron 30 personas flotando en el agua, las cuales fueron rescatadas».
Otras 12 personas «fueron rescatadas por embarcaciones que estaban haciendo tránsito por el lugar”, señaló el comandante de Guardacostas de Cartagena, Felipe Portilla.
«La proa de la embarcación se partió y comenzó a ingresar agua”, explicó una de las turistas.
Se reportaron un total de 42 personas que debieron ser socorridas.
La Armada detalló en un comunicado la nacionalidad de todos los afectados. En el contingente había trece peruanos, diez ecuatorianos, seis chilenos, tres argentinos, dos alemanes, dos mexicanos, dos paraguayos y un boliviano.
Todos ellos fueron trasladados hasta Isla del Encanto y se verificó que ninguno necesitaba atención médica. Tras el control de salud, fueron llevado de regreso a Cartagena por la empresa turística que tenían contratada.
«El capitán quiso saltar las olas»: el relato de un náufrago en el Caribe colombiano
José Benítez, un ciudadano paraguayo rescatado junto a su esposa por la Armada colombiana en el naufragio, dio detalles de la situación que le tocó vivir a bordo de la embarcación accidentada, a la que definió como una «lancha deportiva modificada para pasajeros».
En declaraciones a la radio Universo 970, de Paraguay, Benítez dijo que el «viaje ya estaba siendo molestoso» y que «el capitán quiso saltar las olas».
«En un momento golpea muy fuerte la nariz de la embarcación y ahí es donde se parte por la mitad», añadió el hombre, quien aclaró que todo ocurrió cerca de las 8 de la mañana, cuando iban por la mitad del recorrido, que se calcula en una hora y media.
«Quedamos como un grupo de camalotes flotando, estuvimos ahí tres horas», detalló Benítez, quien además admitió haber sentido miedo y, en un momento, resignación y temblores.
Al referirse a la empresa que les brindó el tour, sostuvo que «no estaban preparados para lo que pasó». Al respecto, añadió: «Nos rescató la Armada, controló que estemos todos bien y la empresa nos mandó otro barco para continuar el tour si queríamos o si queríamos volver a Cartagena».
«Nos dieron comida, bebida y nos hicieron firmar un documento que los deslinda de cualquier responsabilidad, nos sentimos desamparados. Esperábamos que haya ambulancias, pero que no haya habido muertos ni heridos graves les permitió resolver todo rápidamente», criticó Benítez, quien agregó que en el naufragio perdió «pasaporte, licencia, teléfono, todo».
Por otra parte, denunció que la policía local no les quiso tomar la denuncia y que el ánimo de los pasajeros ante estas situaciones posteriores al naufragio era de «indignación» y «mucho enojo».
Luego, el hombre volvió a culpar al capitán de la embarcación. «Fue una irresponsabilidad del capitán por querer llegar rápido y no dimensionar que podía romper el barco. El capitán pensó que era invencible«, aseguró Benítez.