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Superávit fiscal mata escándalo $LIBRA: Toto Caputo celebra la reacción positiva de los mercados

Era la pregunta que todos se hacían el fin de semana cuando estalló el escándalo por la criptomoneda $LIBRA: ¿qué terminará pesando más, el ruido político por la pérdida de credibilidad de Javier Milei, o la solidez de las buenas noticias de la economía? Y, a juzgar por lo ocurrido en la primera jornada, todo indica que el mercado apostó por los datos duros.

Tras un lunes con grandes bajas, pero al que no se le puede dar mucha entidad -debido a que el feriado estadounidense le resta mucho volumen al mercado-, todos sabían que el martes sería el verdadero test. No solamente funcionarían las bolsas a pleno, sino que, además, sería la primera jornada tras la reaparición del presidente para dar su versión sobre el escándalo cripto.

La realidad es que los analistas de mayor influencia sobre el mercado no se mostraron satisfechos con las explicaciones de Milei -sobre todo por la contradicción de haber calificado como «casino» al mismo mercado en el que confiaba para fondear a las pymes argentinas-, por lo que la jornada ya había empezado con una predisposición a ver malas noticias.

El arranque, en efecto, fue desastroso, especialmente para las ADR -es decir, las acciones de empresas argentinas que cotizan en Wall Street-, donde hubo bajas de hasta 8%. Sin embargo, con el correr de las horas las pérdidas fueron recortando, y al cierre de la jornada no hubo variaciones impactantes: en los peores casos, caídas de 1,5%, y algunas acciones con leve suba.

El mercado de bonos, que había mostrado bajas el lunes, se mostró estable. Y la gran revancha vino por el lado del Merval. La bolsa porteña, que se había desplomado el lunes, tuvo una jornada positiva, con un 6,10% de suba del índice en pesos, y acciones que saltaron hasta casi 10%.

En cuanto a las cotizaciones del dólar en el mercado paralelo, hubo leves caídas tanto en el «contado con liqui» como en el MEP. Y el blue, después de una apertura con una suba, cayó hasta el valor del día previo, en $1.235.

En definitiva, una jornada que ni el más optimista de los militantes de Milei hubiese esperado en la medianoche del lunes.

Luis Caputo muestra los «fundamentals»

Como suele ocurrir en estos casos, no faltaron las versiones sobre una participación estatal para levantar al mercado, ya sea por vía directa o a través de «manos amigas». Pero la realidad es que, para la mayoría de los analistas, lo que ocurrió no se explica por motivos políticos, sino por el análisis de los fundamentos de la economía.

Después de todo, el propio Toto Caputo, pocas horas antes de que Milei fuera entrevistado en televisión, se había encargado de destacar «lo verdaderamente importante»: el lunes se difundió el resultado fiscal de enero, y se confirmó lo esperado, con un superávit primario -el número 13 desde el recambio gubernamental- y también en el plano financiero.

Caputo se jactó de que los números positivos tenían un mérito especial por tratarse del primer mes en el que las arcas estatales no recibieron el aporte del eliminado impuesto PAIS.

Los principales bancos de inversión, como Goldman Sachs y Morgan Stanley, le dieron una mano con reportes favorables, lo cual ayudó a mejorar la percepción de los inversores sobre la marcha de la economía

«Significativa consolidación fiscal desde que asumió el presidente Milei», consignó Goldman Sachs, que destacó cómo el resultado primario pasó de un déficit anualizado de casi tres puntos del PBI a un superávit de dos puntos, mientras el resultado financiero -que incluye los pagos de intereses- se tornó positivo desde noviembre.

El informe de Morgan Stanley, por su parte, destacó el hecho de que en enero se haya logrado un superávit financiero a pesar de los elevados montos de vencimientos de deuda que marcó el calendario. Y también mencionó que la mejora en la recaudación tributaria, al mismo tiempo que bajaron algunos impuestos, era una demostración de la recuperación de la actividad económica.

Caputo, a quien el escándalo $LIBRA le había arruinado la celebración por la baja de la inflación a 2,2% y la recuperación del salario, aprovechó para tomarse su revancha. «Cuando los sólidos fundamentals económicos no cambian, los ruidos eventuales de la coyuntura suelen ser vistos por los más experimentados como una oportunidad. Spoiler: este gobierno jamás va a cambiar el rumbo», escribió en las redes sociales.

Entrelíneas del gasto en un año de elecciones

Claro que en medio del escándalo político, pocos se tomaron la molestia de analizar el resultado fiscal con detenimiento. Pero hay datos interesantes, como el hecho de que el gasto público subió en términos intermensuales por segunda vez consecutiva y que los ingresos tributarios se movieron en menor magnitud.

El gasto en el sistema jubilatorio -por lejos el rubro más voluminoso del presupuesto-, registró un alza interanual real de 30%. Es decir, después de haber sido el gran factor que explicó el ajuste fiscal en el inicio de la gestión Milei -por la licuación inflacionaria de las jubilaciones- ahora se está dando el fenómeno inverso, como consecuencia del cambio de fórmula indexatoria y de la caída de la inflación.

Esto es lo que lleva a que, pese a los festejos oficiales, los economistas sigan advirtiendo que el sostenimiento del equilibrio fiscal a futuro no está asegurado, sobre todo porque en un año electoral será difícil ajustar rubros como los subsidios energéticos y las transferencias a las provincias, como quedó demostrado en las últimas semanas por medidas del propio Caputo.

La advertencia es, específicamente, que para que Argentina pueda consolidar las cuentas fiscales se necesitarán reformas estructurales. Y el clima político no parece propicio. Sin ir más lejos, la eyección del director de Anses por anunciar el nuevo marco jubilatorio es elocuente al respecto.

Las dudas sobre el dólar

Pero, de momento, con números fiscales en azul y con un Banco Central que ya compró u$s1.018 millones en lo que va de febrero -un mes típicamente escaso en divisas-, el mercado se mantiene relativamente calmo. Y Caputo se las ingenió para decir las frases que los inversores querían escuchar.

No por casualidad, en medio del escándalo $LIBRA, Caputo confirmó que las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional vienen avanzadas, que ya es un hecho que habrá desembolsos de dólares frescos para recapitalizar al Banco Central y que ello permitirá levantar el cepo cambiario. Y, sobre todo, enfatizó que en ningún caso el acuerdo implicará una devaluación.

El ministro sigue en su «batalla cultural» contra las acusaciones de atraso cambiario, y por eso celebró -fue apenas hace una semana, pero ya parece un recuerdo lejano- que la licitación de un bono dólar linked quedó casi desierta por falta de demanda.

De todas maneras, el debate cambiario está lejos de haber terminado. Justamente este martes se conoció el resultado de la balanza comercial de enero, y confirmo lo que todos sospechaban: que el saldo positivo está adelgazando a una velocidad alarmante, mientras las importaciones crecen.

En números, un saldo de apenas u$s142 millones, algo ínfimo para un gobierno que proyecta que el año termine con un holgado superávit de casi u$20.000 millones. Y los números serían mucho peores si no fuera por la reversión en el rubro energético, que de ser un crónico consumidor de divisas pasó a ser una nueva caja proveedora de dólares. En enero, apenas se importaron combustibles por u$s200 millones -un desplome de 32% respecto de hace un año- mientras que se exportó petróleo por u$s879 millones -una suba de 23%-.

Aun así, las importaciones totales alcanzaron la marca de u$s5.748 millones, un número compatible con una economía en crecimiento, pero difícil de financiar si no hay un mayor empuje exportador. De momento, los incentivos para que el sector agrícola liquide sus stocks no parecen estar resultando.

Tregua para Javier Milei con su viaje a Estados Unidos

Es así que, entre el ruido político de la criptomoneda y el debate sobre la sostenibilidad del plan económico, el gobierno sigue apostando a obtener ayuda del mercado global. El presidente Milei confirmó su viaje a Estados Unidos -algo que en algún momento cayó en duda por la situación política-.

Su motivo oficial es la participación en la Conferencia de Acción Conservadora, el foro que apoyó la campaña electoral de Donald Trump. Pero Milei, además de dar otro discurso de tono libertario y «anti woke», espera algo más: poder llevarse señales concretas sobre un acuerdo comercial entre Argentina y Estados Unidos.

Y de paso, claro, el presidente intentará mostrar una imagen de normalidad y crisis superada, en un entorno que le resulta amigable.

Mientras tanto, Caputo sigue haciendo su tarea de reparación de daños. Por un lado, enviando señales tranquilizadoras al mercado, y por el otro apurando las negociaciones con el FMI, que hasta ahora se ha mostrado mucho menos entusiasta que el gobierno por firmar un acuerdo que implique nuevos desembolsos.

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