La revuelta policial del 3 y 4 de diciembre de 2013 estuvo cerca de convertirse en una tragedia ya que la capital provincial quedó en manos de nadie porque la policía dejó de custodiar. El Gobierno de Córdoba acusó directamente a las autoridades nacionales de demorar la ayuda, lo que causó graves perjuicios.
En aquel momento, el que fuera jefe de Gabinete de la administración de José Manuel de la Sota, Oscar González, acusó a la Casa Rosada de alentar la intervención de la provincia y luego, el propio gobernador a través de voceros alzó su dedo para responsabilizar “por el desastre” al exfuncionario kirchnerista Carlos Zannini, cordobés de Villa Nueva.
Los violentos sucesos quedarán marcados para siempre en la memoria de quienes fueron testigos de los actos violentos, los saqueos y el reclamo desesperado por mayores salarios de las esposas de los uniformados.
Hoy, a poco más de 11 años de aquellos sucesos, el deshilachado kirchnerismo cordobés podría tener como candidata a diputada nacional para las elecciones legislativas a Natalia de la Sota, hija del ex mandatario fallecido en un accidente de auto.
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La paradoja es que un De la Sota apareció como el que incomoda a la agrupación política que lidera la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, mientras que otra asoma como una especie de salvadora del Frente de Todos, que se encuentra en una nueva crisis y que viene de arrastre por los malos resultados electorales.
La banca en juego
Sin embargo, la hija del exgobernador no las tiene todas consigo ya que muchos de los dirigentes de ese frente se oponen. Los que quieren a De la Sota como candidata, argumentan que los detractores sólo están interesados en conservar sus privilegios. “Sin embargo, esta gente tiene un problema: sus potenciales candidatos no suman votos, lo cual equivale a decir que el kirchnerismo podría quedarse sin ningún diputado y pone en juego la banca de Pablo Carro”, manifestó –visiblemente molesto– un referente del sector.
El partido que lidera Cristina Kirchner logró salvar la banca que puso en juego en la elección de 2023 y Gabriela Estévez repitió como diputada nacional. Ahora, habrá que ver cómo sigue la situación, debido a los desajustes en las filas de ese frente electoral.
Los trascendidos internos dan cuenta que el legislador provincial y excandidato a gobernador Federico Alesandri podría liderar la nómina del kirchnerismo y que, en principio, no tendría mayor oposición interna. En segundo lugar podría ubicarse Constanza San Pedro, ligada al sector que nacionalmente orienta Juan Grabois.
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Estas variantes no tienen en cuenta a De la Sota, quien primero quiere ver si tendrá lugar en la boleta del cordobesismo que conducen Juan Schiaretti y Martín Llaryora. La diputada quiere seguir en el Congreso y así lo manifestó hace un tiempo en una entrevista en Punto a Punto Radio (90.7).
Su contrincante en el cordobesismo sería la vicegobernadora Myrian Prunotto, quien dejaría su cargo para mudarse a la Cámara de Diputados de la Nación. En tal caso, Juan Manuel Llamosas ocuparía su banca (está con licencia) y presidiría la Unicameral.
Son todas vueltas y roscas internas de unos y otros. Lo que está claro es que el kirchnerismo local no las tiene todas consigo y extraña cada vez más los votos que se le escurrieron en aquellos tiempos dorados en los que Carolina Scotto o Eduardo Accastello lideraban las boletas. Los tiempos cambian.