Tiene 20 años y vive y trabaja en Madrid. No pertenece ni simpatiza con ninguna banda latina. Tampoco tiene nada que ver con el submundo de la delincuencia. Pero la pasada madrugada fue atacado por un grupo de pandilleros.
Le dispararon en el pecho y le apuñalaron en la cabeza y la mano. Lo dejaron tirado en la calle Tomelloso, en el distrito de Usera, donde fue rescatado y atendido por los servicios de Emergencias y trasladado al hospital.
Las primeras investigaciones de la Policía Nacional apuntan a que los autores del ataque, un grupo de cinco o seis pandilleros, podrían pertenecer a la banda de los Dominican Don’t Play (DDP), que mantienen una guerra abierta con la banda de los Trinitarios por el control de algunos parques y barrios de Madrid.
Los atacantes no mencionaron ningún nombre mientras trataban de matar al joven. La hipótesis de la Policía es que estaban en el distrito de Usera, un territorio controlado por los Trinitarios y que llegaron allí a bordo de una furgoneta para cazar a algún miembro del grupo rival (en lo que las bandas llaman «caídas»). Que vieron solo a este joven y que por su edad, estética y su aspecto les pudo parecer integrante del grupo rival. Se equivocaban por completo. Pero no preguntaron antes de sacar los cuchillos y la pistola. La víctima sigue en el hospital y la investigación continúa abierta.
El pasado mes de julio, un menor de edad que quería hacer méritos en los DDP entró en una pizzería del barrio de Delicias y disparó contra varios integrantes de los Trinitarios que se habían atrevido a ir a cenar en un territorio que no era suyo. Además del menor, la Policía detuvo a otros siete pandilleros por organizar esa «caída». Entre ellos había un pandillero que había perdido parte de una mano meses antes durante otro ataque de los Trinitarios.